La música forma parte de nuestra vida desde que nacemos. Nos rodeamos de ella, genera emociones en nosotros y sirve de banda sonora en los momentos más importantes de nuestro día a día pero… ¿Cómo funciona todo lo que hay detrás? ¿Quiénes forman parte de la industria de la música? ¿Cómo empezó todo? ¿Cuál es la diferencia entre discográfica y editorial? ¿Arte o negocio? A continuación te contamos todo lo que necesitas saber sobre la industria de la música.
¿Qué entendemos por ''industria musical''?
Como definición podríamos decir que la industria de la música está formada por las empresas y particulares que ganan dinero a partir de la creación, la divulgación y la venta de música.
Todos tenemos muy claro que la música es arte. Y que la base de la industria musical son los autores y los artistas que crean, componen e interpretan una obra. Sin embargo, si no existiera una industria como tal, el trabajo de los artistas se quedaría para ellos y su entorno más cercano. Es por ello que se necesita de un grupo de profesionales para generar un negocio mediante la creación y la venta de música.
Hoy en día, la rentabilidad del negocio de la música ha aumentado en tal cantidad, que a veces incluso parece que vemos la música más como un mero producto destinado a vender que como arte. Y es que a día de hoy no hay prácticamente diferencias entre vender un disco o cualquier otro producto, desde el punto de vista de marketing. Cuando sacamos al mercado un proyecto artístico, estamos poniendo a disposición del consumidor una marca (el artista), con un envoltorio (la imagen de marca) y un producto (el soporte). Todo ello acompañado de una estrategia de comunicación, promoción y marketing. Y así queridos amigos, es como una canción pasa a convertirse en un producto de consumo masivo.
Sin embargo, hay una cosa que diferencia la música de cualquier otro producto: la capacidad de generar emociones. La música es capaz de atrapar al público, hacerle vibrar, sentir, conectar, experimentar. Y ese es su verdadero poder.
¿Quiénes forman parte de este negocio?
Millones de personas en todo el mundo viven, de manera más o menos cercana, de la industria musical: promotores de conciertos, arreglistas, músicos de sesión, productores musicales, agentes de zona, compositores, a&r, marketing, abogados, artistas, bailarines, escenógrafos, managers, agentes artísticos, ingenieros, editores, técnicos de sonido, editores, curadores, agencias de booking, ticketing y un sin fin de profesionales que hacen posible que tú, de una forma u otra, escuches tu canción preferida. A continuación tienes una breve descripción de cuáles son las funciones principales de algunas de las figuras que forman parte de la cadena de valor de la industria.
Artistas (autores e intérpretes).
Como ya hemos visto anteriormente, la cadena de valor empieza cuando los autores crean y los intérpretes interpretan una obra. Y es que sin obras, no hay industria musical. Ellos son el primer eslabón de la cadena y sin ellos, la industria musical no existiría.
Managers.
Las agencias de management o representación de artistas se encargan de gestionar, contactar y velar por los intereses de sus representados. Su labor principal es la de representar al artista ante la industria y conseguir el mayor beneficio económico de su trabajo. Se encargan de firmar y revisar contratos, contactar con patrocinadores, salas de conciertos, desarrollar la imagen del artista, aconsejar, tomar decisiones a su favor, etc. En definitiva, un manager se encarga de guiar la carrera profesional de un artista, supervisando sus intereses y asesorando profesionalmente en cualquier decisión.
Compañías y sellos discográficos.
También pueden llamarse productores fonográficos. Son los que financian, fabrican y comercializan la música. Son el músculo financiero del artista, pues le proveen de un equipo de grabación, llevan a cabo todas las tareas de marketing, comercialización y apoyo. Además, se encargan de descubrir e inviertir en el talento, lo desarrollan artísticamente, hacen promoción y lo comercializan en las diferentes plataformas. Las tres discográficas principales son Sony Music, Universal Music Group y Warner music.
Editoriales.
Son las encargadas de promover las obras de los autores y velar por sus derechos, como Sony ATV o Warner Chappel. En otras palabras, son los que manejan, promocionan, gestionan, distribuyen, protegen y explotan comercialmente una obra musical. Protegen los derechos de autor sobre una obra, comercializando la misma mediante licencias y obteniendo un tanto por ciento de su explotación.
Entidades de gestión de derechos de autor.
Como Unison o SGAE en España y ASCAP en EEUU. Controlan, gestionan y monetizan toda explotación que tenga que ver con la propiedad intelectual. Estas organizaciones actúan como intermediarias entre los autores de una obra y los usuarios de la música (restaurantes, discotecas, peluquerías, conciertos, radios, y cualquier otro establecimiento en el que se haga uso de música en un lugar donde haya público). A estos establecimientos se les otorga una licencia con la cual pueden reproducir música de manera pública, pagando una cantidad de dinero que va ''directamente'' a los autores.
Empresas de distribución.
Se encargan de distribuir los discos físicos a tiendas físicas como Fnac, El corte ingles o cualquier tienda de discos. Actualmente estas empresas han pasado a ser distribuidoras digitales, que son a través de las cuales los artistas pueden subir su música a las distintas plataformas de streaming como Spotify.
Estudios de grabación y personal involucrado (ingenieros, productores, etc).
Son los que convierten una idea/composición/canción, en un producto final: una canción mezclada y masterizada.
Promotor de eventos.
Es quien organiza conciertos y eventos en directo, contrata a los artistas y se hace cargo de los costes necesarios: caché del artista, alquiler del venue, seguridad, publicidad, etc.
Así que, como bien podéis ver arriba, la industria musical es un negocio prácticamente redondo. Cada grupo dentro de la cadena de comercialización aporta valor y realiza funciones necesarias que se combinan para hacer que la cadena funcione perfectamente.
Así que, como ya hemos visto, la música, además de un arte, es un negocio. Pero, ¿Cómo empezó a serlo?
De la partitura al fonógrafo.
A principios del siglo 20, los editores de partituras eran los que gobernaban la industria de la música. Durante esta época, cualquier persona que quisiera escuchar música nueva tendría que comprar directamente la partitura y tocarla él mismo o, en el mejor de los casos, contratar a alguien para que lo hiciera. Los conciertos en casa eran lo más para la gente de clase media – el número de pianos fabricados en los Estados Unidos llegaban a un promedio de 300.000 cada año (en comparación con los 31.000 que hubo en 2017).
Sin embargo, en 1920 los fonógrafos (y gramófonos) comenzaron a ser más accesibles para la sociedad en general, y ya para 1921 el margen de ventas de los fonógrafos en Estados Unidos alcanzó los 106 millones de dólares (1.500 millones de dólares en la economía actual), habiendo alcanzado 140 millones de pistas vendidas. [Fuente: promociónmusical.es].
Las discográficas.
Es entonces cuando nacen las primeras discográficas: Columbia, Victor y Edison, propietarias, casualmente, de las mayores empresas de producción de fonógrafos del momento. Se encargaban de fabricar y distribuir los primeros discos, además de los gastos de producción, que por aquel entonces solo se podían permitir unos pocos.
Una década después surgió la radio, y al ser gratuita con más calidad, hizo que la venta de fonógrafos cayera en picado.
Para 1930 todas las grandes empresas discográficas de Estados Unidos fueron adquiridas por las corporaciones de radio: RCA compró Victor en 1929 para crear RCA Records, y CBS compró Columbia Records en 1939. En 1931, las afiliaciones europeas de Victor y Columbia se unieron para formar, lo que ya os irá sonando un poco más: EMI.
La cantidad de compañías discográficas que aparecieron y desaparecieron fue enorme, acabando así con la venta de partituras como principal modelo de negocio para la industria, pasando este a ser la venta de discos.
A lo largo de los años la industria se fue adaptando a las nuevas tecnologías que fueron apareciendo: los discos de vinilo, los casetes, los CD, el surgimiento de Napster y la piratería digital, el inicio de los servicios de descargas legales, y finalmente, la aparición del streaming. Pero, para no aburriros con tanta información, de eso ya hablaremos en el próximo capítulo.
Así que, sin más dilación, nos vemos la semana que viene con la segunda parte de la serie de artículos ''Cómo funciona el negocio de la música'', en la que hablaremos sobre la crisis de la industria discográfica, el cambio de paradigma y la implementación del nuevo modelo de negocio basado en la distribución digital.
¡Os leemos en comentarios!