Hoy en día cualquiera puede poseer música sin la necesidad de invertir millones de dólares: la propiedad fraccionada es ahora una opción cada vez más de moda en la industria musical.
En el pasado, el control de la música estaba en manos de cuatro partes diferentes: grandes discográficas, discográficas independientes, editoriales y artistas. Justin Bieber vendió el su catálogo por 200 millones de dólares, Dr. Dre por más de 200 millones y Bob Dylan por unos 300-400 millones. Ahora hay una cantidad increíble de empresas que se dedican íntegramente a la compra de catálogos musicales, como marcas, inversores de capital riesgo, mercados de NFT e incluso los propios fans que buscan rentabilizar a su artista o género favorito.
La aparición de plataformas como Songvest, Royaly y JKBX ha permitido que cualquiera pueda tener la propiedad de sus canciones favoritas. Se trata de un cambio revolucionario para la industria musical, que antes protegía mucho la propiedad de los masters y limitaba incluso la participación del artista en sus propias obras. Estas plataformas de propiedad de canciones orientadas a los fans están allanando el camino para la revolución de la Web3. Caracterizada por la propiedad, las transacciones transparentes y la descentralización, es más que evidente el hecho de que estamos ante una nueva era.
Hoy en día, la posesión de música es un objetivo alcanzable, que ya no requiere una gran suma de dinero: las pequeñas participaciones son ahora una opción factible. El auge de las opciones de distribución independiente ha empujado a las grandes discográficas a ofrecer diversos servicios de apoyo a los artistas y sus iniciativas empresariales. Así lo demuestran la adquisición por Universal Music Group de la división de sellos MTheory y el lanzamiento por Sony Music de Santa Anna, una startup que ofrece servicios a artistas y sellos. Estas operaciones demuestran que las discográficas deben ir más allá de la financiación y crear recursos y servicios personalizados para seguir siendo competitivas en el panorama de la propiedad de la música.
¿Y ahora qué? Hipgnosis, conocida como la "gallina de los huevos de oro", es un fondo que se centra en crear un conjunto diverso de catálogos con algunas de las canciones más exitosas y aclamadas de compositores de renombre. Hasta la fecha, ha adquirido más de 140 catálogos (con más de 65.000 canciones) en los que los géneros Rock y Pop representan más del 60%. Este fondo fue el primero en entrar en este mercado, y otras organizaciones han seguido su ejemplo para explorar el resto de posibilidades. Sin ir más lejos, en Larrosa Music Group llevan ya varios años viendo la música como un activo financiero. Ofrecen fondos a través de adelantos, compra y venta de regalías futuras y catálogos musicales.
En muchos sectores, el objetivo es captar el mayor número posible de clientes. Pero cuando el número de competidores es excesivo, los nuevos actores empiezan a buscar ventajas de nicho en ese mercado concreto. Por ejemplo, el sector de los viajes compartidos, controlado por Uber y Lyft, cuenta ahora con ofertas muy específicas para pasajeros, como los que sólo viajan con niños, u otra opción de viaje compartido especializada en recoger y dejar pasajeros en aeropuertos.
Dado que Hipgnosis está pagando sumas de nueve cifras por superestrellas y artistas consagrados, hay mucho margen para que artistas nuevos y en desarrollo que no podrían exigir cantidades similares hagan uso de su propiedad para atraer compradores. Además, el rap y el hip-hop ocupan el último lugar en las adquisiciones de Hipgnosis, con menos del 1%. Las estrellas del hip-hop más adineradas (Jay-Z, Sean "Diddy" Combs, etc.) pueden darse cuenta de que es el momento perfecto para tener una parte en el estilo de streaming más popular.
En el clima actual, la forma en que se posee la música es muy diferente a todo lo que hemos visto antes. Los fans tienen ahora la posibilidad de poseer la música, y actores que antes no tenían ninguna posibilidad entran ahora en el mercado musical. Una de las empresas punteras en este nuevo concepto de ''fan inversor'' es Songvest, con su producto estrella SongShares. A través de SongShares, cualquiera puede comprar una parte de su canción preferida, pues se trata de acciones fraccionalizadas de los flujos de derechos musicales y certificadas por SEC. Los propietarios de los derechos pueden vender un porcentaje de cualquier flujo de regalías de una canción directamente a sus fans o a los inversores musicales de la base de datos de SongVest.
Aunque aún no hay una respuesta clara sobre cómo estos nuevos propietarios podrán sacar el máximo partido de la música que poseen en términos de distribución, comercialización, sincronización y beneficios. Este es un campo en el que las discográficas siguen siendo expertas, en lo que se refiere a sacar el máximo partido de la propiedad intelectual de la música.
En los últimos años, algunos actores no tradicionales de la industria musical han invertido mucho en sus departamentos de sincronización para sacar provecho de los ingresos que puede generar. Los ingresos por sincronización han ido en aumento, lo que demuestra que es un área increíblemente rentable del negocio musical que también ofrece ventajas de marketing, ya que la canción destacada puede promocionarse a través de un programa de televisión o una película con un gran presupuesto de marketing.
Los incentivos para que la gente entre en la industria musical se han proporcionado a través de los bienes inmuebles, ya sea en un sentido físico u holístico. Por ejemplo, el Hotel W, que tiene su propio sello discográfico, contrata artistas y distribuye y comercializa su música con los espacios de su propiedad. Por ejemplo, poniendo su música en el vestíbulo del hotel y mostrándola en la pantalla de facturación, o utilizando códigos QR en las habitaciones y otras zonas comunes. De este modo, pueden presentar su música sin tener que pedir permiso ni pagar una cuota, a diferencia de las discográficas tradicionales.
Y es que la propiedad de la música siempre ha sido un tema de debate dentro de la industria del entretenimiento, pero con plataformas como Soundcloud introduciendo fan-powered royalties y las plataformas Web3 permitiendo el uso de NFTs para las bajadas de música, es un paso natural para otras entidades bien financiadas involucrarse en el espacio y poseer una parte de un activo que está en alta demanda y en constante reinvención. Se trata de un hito en la historia de la música, ya que permite a fans, artistas y discográficas participar en la misma canción.
Fuente: Rollingstone.com
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